Tuesday 15 February 2011

Del perdon y la debilidad.

Del perdon y la debilidad. -Cronica de lo indigno-


Parafraseando a Pablo Neruda, podría escribir los versos más tristes este día.
Hacía ocho años que no sentía dolor de patria. Para todos los colombianos la esperanza de un país en paz y mejor se había vuelto nuestra idea principal. La Seguridad democrática había logrado que casi se extinguieran las acciones terroristas de las Farc, mientras esta nueva confianza permitía que las personas pudieran nuevamente a ejercer sus derechos civiles que les había robado el narco-comunismo. Después de muchísimo tiempo, habíamos sentido por fin, que podríamos llegar a un proceso de paz serio en las condiciones del estado, aprovechando la balanza y el poder que genera la posición en el campo de batalla. Los paros indígenas y camioneros que taponaban las ciudades haciendo ensayos terroristas eran cosa del pasado, y el país empezaba a guiarse hacia un camino de prosperidad negada por tantos años por los narco-comunistas, los narco-nazis o los narcos sin apellido. Después de tantos años, la seguridad democrática, -habíamos creído- se había vuelto política de estado y no de gobierno.

En ese contexto, las elecciones dieron al pueblo luces de esta idea. No hubo un solo candidato –ni siquiera Petro- que se alejara de la idea de continuar la mano dura y la presión militar al grupo terrorista FARC. Juan Manuel Santos, se presentaba como un humilde seguidor de las ideas de Uribe: rompía vehemente cartas de amenaza de las farc, arengaba el nombre de Uribe mientras la concurrencia gritaba enardecida y reclamaba como suyos los éxitos en la cartera de defensa. Es preciso aclarar, que yo vote por Vargas Lleras en la primera vuelta, y en blanco en la segunda. Juan Manuel Santos tenia ya un largo historial de darle la espalda a aquellos que en su momento le habían dado de comer, y aquellos gobiernos de los cuales había hecho parte.
Con ese discurso ganó la presidencia en medio de vítores del uribísmo, quien pensó –equivocadamente- que había sido reelegida la seguridad democrática. Sin embargo, tan solo unas horas después de haberse posesionado le dio la espalda a las fuerzas militares y al pueblo colombiano que tan valientemente habían soportado el bloqueo económico de Hugo Chávez, al reunirse con el y recomponer las relaciones sin contraprestación alguna. Afirmo esto, porque el dinero que Hugo Chávez le debe a Colombia no es bajo ninguna circunstancia para todos aquellos valientes guerreros que resistieron el ataque chavista, es decir, los vendedores de las pequeñas tiendas en la frontera y las personas de a pie que durante años habían vivido de la relación con ese país hermano, sino, para algunos grandes grupos industriales. Por otro lado en términos de las Farc, no se arregló nada. En un segundo invalido la política de su predecesor, a cambio de la promesa vacía del dinero que aun no le han pagado.

Son innumerables los otros ejemplos de política en la cual simplemente le dio la espalda a su antecesor. Sin embargo, la seguridad, es el tema que inspira este blog. Para las Farc es costumbre recibir los nuevos gobiernos “midiéndoles el aceite”. Es preciso recordar que Álvaro Uribe fue recibido con morteros. Sin embargo, de la mano esa humilde y valiente heroína Marta Lucia Ramírez, la respuesta fue contundente. Juan Manuel Santos por su parte, no fue la excepción. Las Farc empezaron con una gran contra ofensiva, mientras en medio de críticas se dio de baja al mono jojoy. Pero no nos engañemos, a solo dos meses de la salida de Álvaro Uribe Vélez, esta operación había sido planeada por lo menos con dos años de anticipación. Las Farc lo entendieron, y continuaron con su campaña de contraofensiva que dejo noticias diarias desde el comienzo de febrero y que no han cesado hasta hoy. La respuesta de Juan Manuel no fue contundente. Precisamente por eso, las Farc lanzaron su mas ambicioso plan en ocho años; su operación anti jaque.

Las liberaciones unilaterales –como lo menciono en el blog anterior- buscan transmutar el concepto del secuestro usando con tanta frecuencia la palabra “humanitario” que las personas tienden a creer que el proceso de liberación, debe hacerse a toda costa.
En este contexto, este grupo terrorista anuncio las liberaciones de unos hombres, y exigiendo protocolos de seguridad completamente histriónicos incumplió los pactos y no entrego a los secuestrados en las coordenadas que ofreció, mientras en ese exacto momento secuestraba más ciudadanos colombianos. Al mismo tiempo, los servicios de inteligencia colombianos y la sabiduría popular alertaban que habían utilizado el movimiento para transportar heridos y el facilitar el escape de Cano del cañón de las hermosas.
Sin duda alguna el engaño es gigantesco. Usando la única mercancía con la que las Farc saben negociar, la vida humana. Usaron el dolor de las familias para propósitos terroristas. Vidas que no les importan en lo mas mínimo, mientras seguian demostrando que una negociación con ellos en condiciones diferentes a la victoria militar por parte del estado, no es posible porque jamás han buscado generar confianza.

En ese contexto, Juan Manuel decide –inexplicablemente- continuar con el proceso, para posar de humanitario y afirmar a todas voces que entiende profundamente a las familias y que lo hace por ellos, mientras en silencio solo lanza suaves diatribas contra las Farc, que solo el oye. Los terroristas lo han medido y lo han encontrado débil. Y no me malinterpreten, la liberación de todos los secuestrados y el dolor de las familias es algo que me desgarra el alma, al igual que a todos los colombianos y a todos los Uribistas, sin embargo, los terroristas han logrado crear en Colombia el falso debate entre Dialogo y rescate militar, Cuando el estado no tiene ninguna otra obligación con los secuestrados, que movilizar a toda la fuerza publica para su rescate a toda costa. Si bien el dialogo es una opción, el rescate militar es una obligación que el estado tiene –por constitución- con los secuestrados.
Pero las Farc se salió con la suya, y Juan Manuel los perdonó. Su mensaje de debilidad les dará valentía para comenzar su fase de reconstrucción; obtuvieron exactamente lo que necesitaban y se les negó durante ocho años, un respiro.
Al perdonar el escape de Cano, Juan Manuel Santos no solo le dio la espalda a Álvaro Uribe, cuyo nombre se jactaba de arengar en su campaña, sino a todo el pueblo que le dio un mandato muy claro: “continuismo de la seguridad democrática”; aun mas terrible: en la ofensiva contra Cano, cuántos valientes soldados no perdieron la vida pagando con ella el sueño del final de la guerra?; cuanto esfuerzo de nuestra heroica fuerza publica se perdió en un instante de debilidad?; donde queda la moral de batalla que es nuestro principal activo en la balanza del conflicto?. Todas estas preguntas hacen doler la patria en el corazón después de tantos años de orgullo . Juan Manuel Santos no comprendió que cualquier debilidad con el secuestro nos vuelve a convertir a todos en objetivos militares, cuarenta millones de habitantes ahora tenemos que volver a escapar de las carreteras a evitar los viajes y cambiar a diario de rutas, pues el repunte del secuestro es simplemente inevitable cuando se asume la debilidad como política de estado. En nombre de los hombres que dieron la vida tratando de acabar tanto la guerra como las Farc en el cañón de las hermosas, no puedo perdonar a Santos su decisión de continuar con las liberaciones y de permitirle a las Farc el espectáculo de vidas humanas propiciado por la señora Piedad Córdoba y el señor Iván Cepeda. Hoy al igual que Juan Manuel hizo con Álvaro Uribe y el pueblo colombiano, le daré la espalda.

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